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Los castillos y fuertes costeros se construían para defender la ciudad de los ataques de piratas o enemigos militares. El Castillo de San Juan, también llamado Castillo Negro, situado al lado del Auditorio de Tenerife, es el mejor conservado. Se construyó en 1641 y fue reformado en 1765.
El paseo de la Alameda sufrió modificaciones a lo largo de los años, comenzando por el derribo de su fachada original, en 1916. De las estatuas de mármol blanco que en su entrada representaban a la primavera y el verano, la primera se puede ver hoy en el patio central de la Antigua Escuela de Bellas Artes.
La Noria
El nombre se debe a la existencia de norias, aparatos que se usaban para extraer agua, un bien muy escaso en la Santa Cruz de hace siglos. En su parte baja, donde se ensancha formando la plaza que está al lado de la Concepción, tenían casa algunos vecinos acaudalados, como la familia Carta.
Esta calle es un símbolo de la tradición carnavalera de Santa Cruz. Muchas de sus viejas casonas son hoy sedes de murgas y comparsas. A metros de allí, la histórica Vera del Barranco se llama ahora Calle Afilarmónica Ni Fu-Ni Fa, en homenaje a uno de los más famosos grupos.
Se sabe que los alrededores de la calle de la Noria fueron escenario de algunos combates entre los invasores ingleses del almirante Nelson y las tropas defensivas comandadas por el General Gutiérrez, en la madrugada del 25 de julio de 1797.
Este típico barranco de Santa Cruz de Tenerife, es también uno de sus símbolos históricos. Fue en sus inmediaciones donde se fundó la ciudad y, tres siglos después, constituyó uno de los escenarios de la Gesta de Julio. Su nombre aborigen original era el Barranco de Aragüí también conocido como Barranco de Añago o Añazo.